Momentos

A veces los momentos se nos escapan de las manos.
Las pequeñas cosas que hacen a la vida.
Esos segundos de felicidad que nos entrega la rutina.
Instantes en los que nos reímos, lloramos.
Momentos en los que nos amamos.
Nos fundimos en un solo ser. Nosotros y nuestra felicidad.
Cuanto de lo que nos hace felices queda en nuestra memoria diaria?
Cuantas veces hablamos de aquello que nos alegra?
Tengo la sensación de que nos gusta sufrir.
Estamos mucho más cómodos como víctimas.
Algunos hasta se consideran melancólicos.
Pero creo que en parte, todos somos iguales.
Vivimos pequeñas victorias hasta que perdemos.
Tan fácil es nuestro descenso.
Tan difícil levantarse.
Ahí estamos perfectos.
El mundo nos da la espalda y nosotros le echamos la culpa de todo.
El mundo está mal.
Nos destruimos sobreviviendo. Nunca cambiando.
Solo somos parte de él.
A veces, ni siquiera somos grandes en nuestro mundo.
Tocamos los límites con las manos pero muy difícilmente los rompamos.
Los caminos al costado son un poco más fáciles para los que estamos afuera.
Nos quejamos de todo lo que nos pasa pero no lo cambiamos.
Seguimos afuera. Y está bien.
Hasta que entendamos que somos una parte también.
Aceptemos nuestro rol de extraños.
Así es como nos ven.
Nunca se van a preocupar por entendernos. Y la verdad, no importa.
Importa que seamos nosotros. Siempre.
Adentro y afuera.
Yo creo que ahí está la felicidad.
Ahí están las grandes victorias.
El resto es rutina.
El mundo que nos toca vivir?
El mundo en el que nos toca vivir.
Somos pasajeros. Como nuestras cosas.
Pero nuestra memoria tiene que ser inmortal.
Infinita.
Y mirar para atrás y ser felices.
Por ayer. Por hoy. Y por mañana.